Culpar a los náufragos
Abro el sitio en Internet del Universal para corroborar la crónica, a estas horas convertida en irrebatible condena al desenfreno popular. En la pantalla principal resplandece la imagen del día, atiborrada de jóvenes sitiados, congregados en negligente pleitesía al vicio, el solipsismo y la depravación. Entre fotografías de jóvenes ahítos de cerveza y audaces demostraciones de reggaetón la nota no demora en enjuiciar la insolencia de aquellos que destilan aliento alcohólico y estulticia rampante, irresponsables ante el azoro de una nueva ola pandémica de colosal envergadura. Ni una línea ocupa El Universal en reflexionar sobre la precariedad, la incertidumbre y las múltiples formas de resistencia que se expresan por debajo de la frenética algazara. Menos aún se habla sobre los festines de quienes, a diferencia de los que ocupan la tarde de domingo para recrearse en los callejones de Tepito, son blancos, prósperos y residentes de las colonias y fraccionamientos más encumbrados de la cap...